El accidente cerebrovascular y las enfermedades cardíacas
El corazón y el cerebro, al igual que todas las partes del cuerpo, requieren oxígeno para funcionar bien. El oxígeno se transporta por la sangre. Las arterias son los vasos sanguíneos que llevan la sangre oxigenada por todo el cuerpo. Los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares se deben a trastornos de las arterias. Los mismos factores que provocan problemas cardíacos pueden aumentar el riesgo de un accidente cerebrovascular.
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Ataque cardíaco. Un ataque cardíaco se produce como consecuencia de la obstrucción (bloqueo) de una arteria que aporta sangre al músculo cardíaco. La obstrucción del aporte sanguíneo causa daños en el músculo cardíaco o muerte del tejido afectado.
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Accidente cerebrovascular. Si se obstruye una arteria que aporta sangre al cerebro, se puede producir un accidente cerebrovascular. Esto se conoce como ataque isquémico. Se produce como consecuencia del desprendimiento de placa de una arteria, como la arteria carótida del cuello. También puede deberse a un coágulo de sangre que proviene del corazón y se desplaza hasta el cerebro. Otro tipo es el accidente cerebrovascular hemorrágico o apoplejía hemorrágica. Es ocasionado por la rotura de un vaso sanguíneo debilitado.
Tanto el ataque cardíaco como el accidente cerebrovascular son emergencias médicas. Podrían causar problemas graves de salud. Incluso podrían llegar a causar la muerte.
Una arteria saludable
Una arteria saludable es un tubo con paredes flexibles y un revestimiento interno liso. La sangre circula libremente por una arteria sana.
Una arteria enferma
Los problemas de las arterias comienzan cuando se lesiona su revestimiento interno. Suele ser consecuencia de factores de riesgo, como el colesterol alto, el hábito de fumar y la presión arterial alta. Estos pueden endurecer las paredes arteriales. Se forma una placa en el revestimiento, que es una sustancia grasa que consiste en una mezcla de colesterol y otras sustancias. El espacio dentro de la arteria se estrecha. La placa puede desprenderse y limitar aún más la circulación de la sangre por todos los vasos. También puede provocar la formación de un coágulo. Ese coágulo puede bloquear por completo la arteria.
Reduzca su riesgo
Usted puede hacer ciertos cambios para mejorar la salud de sus arterias a fin de reducir el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Si tiene una enfermedad cardíaca, es posible que necesite modificar algunos aspectos de su estilo de vida. Recuerde que lo que es bueno para las arterias, el corazón y el cerebro, también lo es para el resto del cuerpo.
Su proveedor de atención médica colaborará con usted para que haga cambios en su estilo de vida según sea necesario a fin de prevenir que la enfermedad cardíaca empeore. Si ocurriera, podría provocar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. Los factores sobre los cuales usted deberá trabajar incluyen lo siguiente:
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Dieta. Su proveedor de atención médica le dará información sobre los cambios alimentarios que probablemente tendrá que hacer. Es posible que el proveedor le recomiende consultar con un nutricionista certificado para que lo ayude. Esto cambios pueden incluir los siguientes:
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Reducir el consumo de grasas y colesterol
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Reducir el consumo de sodio (sal), especialmente si tiene la presión arterial alta
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Consumir más verduras y frutas frescas
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Comer proteínas magras, de fuentes tales como pescado, carne de ave y legumbres (frijoles y chícharos o arvejas) y comer menos carnes rojas y procesadas
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Consumir productos lácteos sin grasa o con bajo contenido de grasa
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Usar aceites vegetales y de nueces en cantidades limitadas.
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Limitar los dulces y los alimentos procesados tales como las papas fritas (chips), las galletas o los alimentos panificados
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Actividad física. Es probable que su proveedor de atención médica le recomiende aumentar su nivel de actividad física si no ha estado haciendo todo el ejercicio posible. Quizás le aconseje que incluya actividad física de intensidad de moderada a vigorosa por lo menos 40 minutos diarios entre 3 y 4 veces por semana como mínimo. La cantidad dependerá de su salud. Los siguientes son algunos ejemplos de actividad física de moderada a vigorosa:
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Caminar a paso ligero, alrededor de 3 a 4 millas por hora (5 a 6.5 km/h)
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Trotar o correr
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Nadar o hacer ejercicios aeróbicos en el agua
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Practicar senderismo
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Bailar
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Practicar artes marciales
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Jugar al tenis
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Montar una bicicleta común o una bicicleta fija
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Controlar el peso. Si tiene sobrepeso u obesidad, el proveedor de atención médica trabajará con usted para que pueda perder peso y bajar su IMC (índice de masa corporal) a un nivel normal o casi normal. Hacer cambios en la dieta y aumentar su nivel de actividad física pueden ayudar.
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Tabaquismo. Si fuma, deje de hacerlo. Inscríbase en un programa para dejar de fumar a fin de aumentar sus probabilidades de lograrlo.
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Estrés. Aprenda métodos de manejo del estrés para ayudarlo a lidiar con el estrés en su vida laboral y en el hogar.
Revisor médico: Anne Fetterman RN BSN
Revisor médico: Raymond Kent Turley BSN MSN RN
Revisor médico: Steven Kang MD
Última revisión:
4/1/2020
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