Qué es la tos ferina
La tos ferina es una infección bacteriana de las vías respiratorias. Es muy contagiosa y se trasmite fácilmente de persona a persona por medio de las gotitas diminutas que se expulsan al aire cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Cuando una persona tiene tos ferina, se forma una mucosa espesa dentro de las vías respiratorias. Esto causa ataques fuertes de tos que provocan un “chillido” (producido al realizar una inhalación fuerte). En EE. UU., la mayoría de los niños recibe una serie de vacunas para prevenir la tos ferina. Sin embargo, los bebés que son muy pequeños para recibir todas las vacunas son vulnerables a infecciones. A veces, la tos ferina puede ocurrir en niños que han recibido la serie de vacunas completa. Además, la protección de la vacuna o la enfermedad desaparecerá con el tiempo. Esto puede pone r en riesgo a niños más grandes, adolescentes y adultos.
¿Cuáles son los síntomas?
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Al principio, la tos ferina puede parecer un resfriado. Es probable que al niño le gotee la nariz, estornude y le dé fiebre baja y tos leve.
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Después de una a dos semanas, la tos se vuelve muy fuerte. Los ataques de tos normalmente duran un minuto o más, y producen un jadeo ruidoso. A veces, el niño podría fracturarse una costilla, vomitar, ponerse azul o incluso desmayarse a causa de la tos intensa. Esta etapa puede durar entre una y seis semanas o más.
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Con el tiempo, la tos mejora. Sin embargo, puede permanecer de forma leve durante meses. Un niño puede contagiar la infección mientras dure la tos.
¿Cuáles son las complicaciones de la tos ferina?
La tos ferina puede causar otros problemas, como por ejemplo:
En bebés y niños menores de 2 años, la tos ferina puede causar problemas graves e incluso la muerte.
¿Quién corre riesgo de tener esta afección?
Los niños que han recibido todas sus vacunas normalmente están protegidos contra la tos ferina. Sin embargo, otras personas corren riesgo de contraer esta enfermedad, como por ejemplo:
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Bebés de menos de 6 meses que no han recibido al menos 3 dosis de la vacuna contra la tos ferina
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Niños y adolescentes entre 11 y 18 años que no han recibido una vacuna de refuerzo
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Cualquier persona que no haya recibido la vacuna o una vacuna de refuerzo
¿Cómo se diagnostica la tos ferina?
El proveedor de atención médica de su hijo le hará preguntas sobre la historia clínica de su hijo y le hará un examen físico. Puede que le tomen una pequeña muestra de la nariz o garganta de su hijo. Esa muestra se envía a un laboratorio para determinar la bacteria que causa la tos ferina. También es posible que a su hijo le realicen análisis de sangre o radiografías de tórax.
¿Cómo se trata la tos ferina?
Los niños más grandes y los adolescentes generalmente reciben tratamiento en casa, que incluye cuidados para que estén cómodos hasta que los síntomas desaparezcan. Los bebés y niños pequeños son más propensos a tener complicaciones. Es por eso que suelen recibir tratamiento en el hospital. Durante su estadía en el hospital, a los niños con tos ferina podrían:
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darles medicamentos para aliviar las vías respiratorias inflamadas;
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controlarles cuidadosamente la respiración;
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succionarles las vías respiratorias para extraer la mucosidad;
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administrarles antibióticos por vía intravenosa, a través de una vena en el brazo.
Si se recetan antibióticos
Los antibióticos pueden acortar la duración de la enfermedad, pero solo si se administran a tiempo. En la mayoría de los casos, los antibióticos no curarán la tos ferina. Sin embargo, es posible que igual le receten antibióticos para ayudar a que su hijo sea menos contagioso. En tal caso:
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Asegúrese de que el niño se tome todo el medicamento, aunque se sienta mejor. Si no lo hace, la infección puede reaparecer.
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Asegúrese de que su hijo tome el medicamento de la forma indicada. Por ejemplo, algunos antibióticos deben tomarse con la comida.
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Pregunte al proveedor de atención médica de su hijo o al farmacéutico qué efectos secundarios puede causar el medicamento, y qué se puede hacer al respecto.
Es recomendable que su hijo permanezca en casa sin ir a la escuela hasta que haya completado por lo menos cinco días de tratamiento con antibióticos. Si no se usa un tratamiento con antibióticos adecuado, su hijo deberá esperar 3 semanas o 21 días después del inicio de la tos.
El cuidado de su hijo en el hogar
Los siguientes consejos ayudarán a su hijo a recuperarse por completo de la tos ferina:
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Dele a su hijo mucho líquido, como agua, jugo o sopa tibia. Los líquidos ayudan a aflojar la flema para que su hijo pueda respirar con más facilidad. También ayudan a prevenir la deshidratación.
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Proporciónele porciones más pequeñas de comida. De esta forma le resultará más fácil comer cuando tenga tos fuerte.
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Asegúrese de que el niño haga mucho reposo. Pregúntele al proveedor de atención médica del niño cuál es la mejor posición durante el descanso para mejorar la respiración.
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Use un humidificador en la habitación de su hijo para aliviar la tos y aflojar la mucosidad en las vías respiratorias. Asegúrese de limpiar el humidificador periódicamente para prevenir el desarrollo de moho y bacterias.
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Mantenga la casa libre de productos irritantes que puedan desencadenar ataques de tos. Estos incluyen el humo del tabaco y de chimeneas.
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No le dé a su hijo jarabes para la tos de venta libre; estos no le aliviarán la tos y pueden ser perjudiciales.
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Su hijo con tos ferina no debe ir a la escuela o guardería hasta que el proveedor le diga que puede hacerlo.
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Pregúntele al proveedor de su hijo si otras personas de la casa deben recibir una vacuna de refuerzo para evitar enfermarse.
Cuándo llamar al 911
Llame al 911 si su hijo:
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tiene dificultades para respirar;
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deja de respirar, aunque sea solo por un instante;
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presenta un color azulado, violeta o gris en la piel y los labios;
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tiene convulsiones;
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demuestra falta de energía repentina o no puede moverse;
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pierde el conocimiento o no responde;
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tiene fiebre (ver “La fiebre en los niños”, más abajo);
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tiene signos de deshidratación, como ojos hundidos, resequedad en la boca; orina oscura, con olor fuerte o no orina durante 6 a 8 horas.
Cuándo llamar al proveedor de atención médica
Llame de inmediato al proveedor de atención médica de su hijo si el niño:
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queda exhausto después de los ataques de tos;
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tiene pérdida de apetito y come poco;
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vomita después de los ataques de tos;
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parece estar débil o enfermo;
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tiene signos de deshidratación, como ojos hundidos, resequedad en la boca; orina oscura, con olor fuerte o no orina durante 6 a 8 horas.
La fiebre en los niños
Use siempre un termómetro digital para tomar la temperatura de su hijo. Nunca use un termómetro de mercurio. En el caso de bebés y niños pequeños, asegúrese de usar correctamente el termómetro rectal. Un termómetro rectal puede hacer un orificio (perforar) accidentalmente en el recto. También puede transmitir gérmenes de las heces. Siga siempre las instrucciones del fabricante del producto para usarlo adecuadamente. Si no se siente cómodo midiendo la temperatura rectal, use otro método. Cuando hable con el proveedor de atención médica de su hijo, infórmele qué método usó para tomar la temperatura del niño.
A continuación, se presentan algunas pautas relacionadas con la temperatura de la fiebre. La temperatura tomada en el oído no es precisa antes de los 6 meses de edad. No tome la temperatura por boca hasta que su hijo tenga, por lo menos, 4 años de edad.
Bebé menor de tres meses:
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Pregunte al proveedor de atención médica de su hijo cómo debe tomarle la temperatura al niño.
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Temperatura rectal o en la frente de 100.4 °F (38 °C) o más alta, o según le indique el proveedor.
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Temperatura debajo del brazo (axilar) de 99 °F (37.2 °C) o más alta, o según le indique el proveedor.
Bebé o niño pequeño de 3 a 36 meses:
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Temperatura rectal, en la frente u oído de 102 °F (38.9 °C) o más alta, o según le indique el proveedor.
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Temperatura debajo del brazo (axilar) de 101 °F (38.3 °C) o más alta, o según le indique el proveedor.
Niño de cualquier edad:
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Si tiene repetidamente una temperatura de 104 °F (40 °C) o más alta, o según le indique el proveedor.
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Fiebre que dura más de 24 horas en un niño menor de 2 años de edad. O bien, fiebre persistente durante 3 días en un niño de 2 años o más.
Cómo prevenir la tos ferina
La mayoría de los niños recibe la vacuna contra la tos ferina a partir de los dos meses de edad. Suele combinarse con vacunas para otras dos enfermedades, difteria y tétanos. La vacuna combinada (llamada DTaP) se administra en una serie de 5 inyecciones en las siguientes edades:
Asegúrese de que su hijo reciba toda la serie de vacunas contra la tos ferina. Si su hijo omite una inyección, consulte con el proveedor de atención médica sobre cómo volver a organizar el cronograma. Los efectos de la vacuna pueden comenzar a desaparecer antes de los 11 años. Por ese motivo, los proveedores de atención médica recomiendan que los niños se coloquen una vacuna de refuerzo entre los 11 y 12 años de edad. También se recomienda que algunos adultos se coloquen la vacuna de refuerzo. Recuerde alejarse de niños o adultos que tengan tos ferina.
La American Academy of Pediatrics recomienda que los adolescentes y las adolescentes embarazadas y las mujeres embarazadas reciban la vacuna. También se recomienda una única dosis en adultos (incluso mayores de 65 años) que tienen contacto con bebés. Consulte con el proveedor de atención médica de su hijo para obtener más información.
Revisor médico: Barry Zingman MD
Revisor médico: L Renee Watson MSN RN
Revisor médico: Marianne Fraser MSN RN
Última revisión:
10/1/2022
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